Castell de la Costurera Aceite de Oliva Virgen Extra

Castell de la Costurera es el nombre de una finca familiar ubicada en Balones, una de las poblaciones que conforman la Vall de Seta, valle que debe su nombre al río Seta y que se encuentra rodeado por la Sierra de Almudaina, la de Alfaro y la Serrella, en la comarca de El Comtat en la Montaña de Alicante, con una altitud de entre 600 y 800 metros sobre el nivel del mar.

El cultivo del olivo en nuestras tierras se remonta a más de 10 siglos, diversas culturas lo han practicado en nuestra escarpada orografía y nosotros queremos hacer un homenaje a todos ello, agradeciéndoles habernos ofrecido el conocimiento y la materia para realizar un aceite de oliva virgen extra, un AOVE, diferente y único.

El olivo es sin duda el cultivo más arraigado, lo atestiguan la gran cantidad de ejemplares milenarios y centenarios que por todo el valle encontramos. Predominan las variedades autóctonas Mansçanella y Blanqueta y en menor medida la Alfafara, Beniaia. Grossal i Cuquello.

Debido a estas variedades autóctonas, al cultivo de secano y a las particularidades agroclimáticas mencionadas el aceite de oliva virgen extra que se obtiene posee unas características organolépticas diferenciadas y únicas, destacando su carácter saludable por la gran cantidad de polifenoles que contiene.

Damos a conocer nuestra historia y nuestro patrimonio natural.
Ponemos en valor la herencia de nuestros antepasados, su sabiduría para crear un sistema productivo en estas tierras, transformando la montaña en bancales donde cultivaban el cereal, la vid y el olivo, alimentos básicos de lo que hoy conocemos como dieta mediterránea.
Cultura proviene del latin “cultus” que significa “cultivo”. Eso pretendemos, cultivar la tierra y la mente, desarrollarnos como personas en nuestro entorno.

“Las personas sin conocimiento de su pasado, su origen y su cultura son como un árbol sin raíces”

– Marcus Garvey

LOS OLIVOS MILENARIOS

Los olivos milenarios son con seguridad el más valioso patrimonio natural que podemos encontrar en estas tierras. Son árboles monumentales que han sobrevivido al paso de los siglos, conviviendo con las distintas culturas que han poblado los valles de la montaña alicantina. Todos han comido sus aceitunas, su aceite lo han utilizado fundamentalmente como alimento, pero también para ungir y coronar a reyes, para dar luz en la noche, para aliviar dolencias, para curas y cuidados de la piel; sus hojas para tisanas y su leña para cocinar y calentar el hogar. No existe ningún ser vivo al que hayan acariciado tantas manos, ni del que se pueda obtener tantos beneficios.

Cuando conoces sus secretos y te detienes a contemplar la belleza de sus retorcidos troncos, si te atreves a soñar, puedes trasladarte a otras épocas, imaginar las historias que han podido pasar a su sombra.